Hay un vacío en
mí, ya estaba ahí, pero ahora es más grande y en noches como esta, donde los
recuerdos se entremezclan se me hace difícil respirar y salir adelante.
Por eso escribo,
para botarlo, para sacarlo de mí. Eso hacen los escritores ¿verdad?
¿Por qué? ¿Qué
pasó?
Es que me enamoré de un chico frío. – respondió la chica al espejo, su larga e incontrolable melena negra, que detestaba peinar, junto a esos tristes ojos negros, le sonrieron. ¿pueden los ojos sonreír con tristeza?
Si.Me enamoré de un hombre frio, de esos que no se estremecen con un te quiero o un te amo, de los que no le gusta tomarte de la mano mientras caminan por la calle, que no le gusta regalar flores ni mandarte un "Buenos días por las mañanas"
Me enamoré de un chico que no se le eriza la piel con mis palabras y versos de amor que le susurraba al oído y que no se sonroja si lo miro a los ojos. Lo unico que hacia con esos ojos era ponerlos en blanco de exasperación por mis berrinches de niña intensa.
Me enamoré de alguien que rompe corazones, de alguien que no le interesa nada sobre mí, me enamoré de alguien con poco interés, de alguien que no le atraen las sonrisas, al menos no la mía o tal vez la detestaba y por eso me la robó. – una lagrima brota y me la limpio inmediatamente.
Me enamoré de manera tonta, de alguien que no me valoró, que no le importa nada salvo él mismo, de alguien que nunca le importé.Me enamoré de alguien que lastima, que hiere con palabras y acciones y sobretodo, silencios.
Me enamoré tontamente de alguien que jamás sintió amor por mí. – Ella deja de hablar por unos minutos, la voz se le quiebra por momentos, recuerda las noches vividas a su lado y no puede evitar dejar de sentirse tonta y luego prosigue con su monólogo personal.
- Y yo le di mis besos, mi amor sincero, mis ganas de verlo feliz y sonriendo, le di mis palabras de ánimo diciéndole que conseguirá todo lo que se propone, todas sus metas y sueños y me contagié de esa alma joven con ambiciones, me enamoré, me enamoré.
Me enamoré de un hombre, que creí que era frío.Le di todo, todo de mí, esperando un tal vez de su parte, le di todo y me quedé con miedos, inseguridades, ansiedad, impaciencia y silencio.
Él es experto en los silencios, creo que es su segundo idioma.
Le di todo y me quedé con nada y avergonzada de mí misma y de lo que permití.
Hui.
Lejos de mí, de él.
Corté las cadenas que yo misma forjé y me fui del lugar donde nunca fui bien recibida.
¿Por qué lo permití? ¿por qué? ¿por qué? Me he hecho esta pregunta tantas veces y siempre me respondo de distintas maneras. – otra vez se toma una pausa y se ríe, parece loca (lo es), hace unos minutos se aguantaba por no llorar y ahora se ríe.
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