Respiré lento,
luego espiré – ok esto no funcionaba para mí.
Habían pasado 2
meses ocultándoles a mis hermanas, la travesura que había hecho.
Entré al chat y ahí
estaban ellas hablando como siempre de lo mismo.
-
Val decía
que nunca más volvería a creer en el amor, se me hacía tierna, se parecía a la
Pam de hace unos meses.
-
Liz
por su parte solo quería distraerse, como siempre.
Chicas- tengo
algo que decirles, me reí mientras escribía que le había comprado una torta por
su cumpleaños.
-
Tu quieres
ver el mundo arder
-
Yo también
quiero vivir ese sueño
-
Debe sentirse
bonito que te regalen algo
-
Pame,
si su novia se entera te mata
-
Seguro
intentará contactarse con Pam y le dirá lo de siempre y como “arruinaste su
vida”
-
Esta
loca”
Mientras leía sus
comentarios, me arrepentí de habérselos contado. Mientras nadie lo sabía, todo
estaba bien.
Por supuesto se
que sabia que estaba mal, mandarle una torta de cumpleaños al hombre que hizo
latir mi corazón después de 12 años. Que a pesar de que rechazo de asustado corazón,
jugó con mi cuerpo un rato y se aburrió, ahora tenía pareja.
había pasado año
y medio que no sabia nada de él, pero aquella promesa que le había hecho seguía
en mí.
Y lo más
importante.
Quería hacerlo.
Asi estuviera mal
Asi me fuera al
infierno.
Quería darle esa
torta blanca como símbolo de una bandera blanca, símbolo de paz, de que ya no
interferiré en su vida, que lo dejaré ser feliz.
El año pasado le había
prometido darle una torta, tal vez ni lo recuerda.
Quería cumplir
esa promesa.
Y también esta.
Mi adios.
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